Las hermanas Lemon by Jill Shalvis

autor:Jill Shalvis [Shalvis, Jill]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2019-01-01T00:00:00+00:00

* * *

Sonó el reloj del horno y Brooke se abrió paso entre los hombres, agarró una manopla y sacó los rollitos de pizza, perfectamente dorados y rellenos de carne y queso.

—Qué buena pinta.

Garrett estiró el brazo y agarró un rollito, que se metió en la boca de inmediato.

—Joder. Cómo quema… —Agitó la mano delante de la boca, pero eso no le impidió comerse otro.

—No comía rollitos de pizza desde que era pequeña —comentó Brooke, viendo comer a Garrett. Se preguntó dónde metería toda la comida que ingería cada día.

La pilló mirándolo, agarró otro rollito de pizza y se lo acercó a los labios.

Brooke se sorprendió a sí misma, abrió la boca y aceptó la comida, aunque le costó resistirse a morderle los dedos ya que estaba. Garrett debió de ver el deseo en su mirada, porque soltó una carcajada gutural.

Mindy se llevó las manos a la cintura y se quedó mirándolos. Se volvió hacia Garrett y entornó los párpados.

—¿Qué ha sido eso?

Claramente Mindy creía que Garrett acababa de insinuarse. Estaba claro que no tenía manera de saber que aquello no era ninguna novedad.

De hecho era algo bastante antiguo.

—¿Puedo hablar un momento contigo? —le preguntó a Garrett.

«Ay, madre», pensó Brooke.

—Claro —respondió Garrett alegremente.

—No —intervino Brooke.

—No te lo he preguntado a ti —la detuvo su hermana.

Al ver que Garrett no hacía intención de salir de la habitación con ella, Mindy lo agarró del brazo.

Él plantó los pies en el suelo y se tomó su tiempo para agarrar un tercer rollito de pizza antes de dejar que lo arrastrase del bíceps por la puerta de atrás, atravesase con él el jardín y lo acorralase contra su camioneta.

Cosa que Brooke supo porque Linc y ella se acercaron a la ventana situada sobre el fregadero para contemplar la escena.

—Tu mujer da miedo —comentó.

—No te ofendas, pero todas las Lemon dan miedo.

En eso tenía razón.

Fuera, Garrett hizo el clásico gesto masculino de levantar las manos para indicar que no era culpa suya, y Mindy retrocedió unos centímetros. Garrett dijo algo con calma y Mindy lo escuchó mirando hacia la calle. Por fin, dijo que sí con la cabeza.

Garrett se apartó de la camioneta y ambos se abrazaron. Después le revolvió el pelo a su hermana y se alejó.

Sin mirar atrás. Vale. Allá él. No deseaba estar con ella, pues muy bien. Había muchos otros hombres que sí querrían.

Probablemente.

Quizá.

—Creí que ibais a arreglar las cosas —le dijo a Linc.

—Estaba en ello. De hecho, iba a contar una cosa que me haría quedar bastante bien, pero entonces Garrett te ha dado de comer un rollito de pizza con los dedos, como si estuvierais liados.

—¡No estamos liados! Además, ¿es que estamos en el instituto? ¿Qué ibas a contar?

—Ya lo verás.

Mindy volvió a entrar en casa y Linc le estrechó la mano.

—Tengo una sorpresa para ti —le dijo.

—¿Ah, sí?

—Sí. —Orgulloso, le puso en las manos una carpeta.

Mindy la abrió y miró los papeles que había dentro. Brooke vio que su expresión pasaba de la curiosidad al pánico.

Era evidente que Linc no había registrado aquel cambio de humor.

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